A.
Lázaro halla la llave del arca y se la guarda para poder comer por las noches algo de pan y, para no ser castigado y poder continuar comiendo de esta forma, hace creer al clérigo que son los ratones los que le mordisquean la comida por las noches. Hasta que, un día, el clérigo descubre al pequeño Lázaro y lo echa de su casa para siempre.