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Jouer Relier
1. Enumeración
2. Epítetos
3. Invocación a una musa
4. Los dioses son personajes
5. Mezclan las leyendas con la historia
6. Se transmitían en forma oral.

Se utiliza para profundizar en los nombres de quienes iban a la batalla o para hablar de relaciones familiares:

Cuando Kara, el demonio de fogosa audacia, llegó a los alrededores de la choza de Rama, éste y su hermano vieron siniestros augurios.

Gilgamesh, el pastor de la amurallada Uruk

Adjetivo que no es necesaria para describir al sustantivo, pero se utiliza para engrandecerlo o realzar una de sus características.

Canta, oh diosa, la cólera del Pélida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Orco muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves -cumplíase la voluntad de Júpiter- desde que se separaron disputando el Atrida, rey de hombres, y el divino Aquiles

Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos, que anduvo errante muy mucho después de Troya sagrada asolar; vio muchas ciudades de hombres y conoció su talante, y dolores sufrió sin cuento en el mar tratando de asegurar la vida y el retorno de sus compañeros. Mas no consiguió salvarlos, con mucho quererlo, pues de su propia insensatez sucumbieron víctimas, ¡locas! de Hiperión Helios las vacas comieron, y en tal punto acabó para ellos el día del retorno. Diosa, hija de Zeus, también a nosotros, cuéntanos algún pasaje de estos sucesos.

Los aedos eran los poetas educados para recitar los poemas ante aristócratas importantes

Se pone a los dos al mismo nivel, provocando que el mito y la realidad se fusionen y parezcan uno solo.

Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto al aire del día; y se escondieron el hombre y su mujer de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.

Aparecen y conviven con los humanos

Zeus, el que amontona las nubes

Y fueron los días de Adán después que engendró a Set ochocientos años, y engendró hijos e hijas.

Los dioses Anunnaki lloran con ella, Los dioses, humildemente, están sentados y lloran, Con los labios apretados, [... ] uno y todos. Seis días y [seis] noches Sopla el viento del diluvio, mientras la tormenta del sur barre la tierra.

Aquiles, el de los pies ligeros

Eos, la que nace de la mañana, la de dedos de rosa;

Rama, hijo del Dasarata

El primogénito de los Ragüidas, Rama

El campo de batalla quedó libre de combatientes porque el fuego de las flechas de Rama lo había arrasado todo. En aquella jornada, Rama terminó con catorce mil Rakshasas; sin embargo, él estaba solo, iba a pie y no era más que un mortal.

Entonces, el testigo incorruptible del mundo, el fuego, dijo a Rama: “He aquí a tu esposa pura y sin tacha; yo, el fuego que ve todo lo que hay manifiesto y oculto, te garantiza que no existe en ella la menor falta

Orestes, hijo de Agamenón

Mas el aedo, pulsando la cítara, empezó a cantar hermosamente los amores de Ares y Afrodita, la de bella corona: cómo se unieron a hurto y por vez primera en casa de Hefesto, y cómo aquel hizo muchos regalos e infamó el lecho marital del soberano dios

Ahora bien, Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra, y de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré; y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre y serás una bendición.

El valeroso Rama