Levanto la mano y espero mi turno para participar.
Me mantengo paciente en una actitud respetuosa, hasta que se me permita hablar y ser escuchado.
Respeto la opinión de todos, aunque no este de acuerdo.
No interrumpo. Permito que se expresen para luego yo ser escuchado.
Hablo sin tener que levantar la voz.
Aprendo a escuchar.