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Como era muy vieja, muy vieja, estaba sorda de una oreja.

Los chicos tirábamos tiza y nos moríamos de risa

Un día toditos los chicos se convirtieron en borricos. Y en ese lugar de Humahuacala única sabia fue la vaca.

Se puso unos zapatos rojos, guantes de tul y un par de anteojos.

La vio la maestra asustada y dijo: - Estas equivocada.