Quizás una rosa para cualquier persona no sería más que eso.
En un lejano país, vivían un hombre y una mujer que deseaban con todas sus fuerzas tener un hijo. Tenían una preciosa casa cerca de un jardín lleno de flores y frutas que nunca se atrevían a coger porque pertenecía a una bruja muy poderosa.
Dos niños quedan hechizados por la bruja. El niño se comporta como perro. La niña se dedica a las labores de la casa y la Bruja vuela contenta dentro de la casa sobre su escoba. Después de tanto ajetreo, la bruja termina cansada y se sienta en el sillón, dejando a un lado la escoba. Gretel la toma y quita el hechizo de su hermano. Con el mismo hechizo llevan a la bruja al interior del horno.
El lobo se aleja entre los árboles y Caperucita continua recogiendo flores. Pero mientras reúne suficientes para formar un hermoso ramo, el hábil Lobo corrió a la casa de la abuela y golpeó a su puerta…
mientras Blancanieves dormía, los siete enanitos que vivían en aquélla casita llegaron para descansar después de su trabajo día a día. Pero al ver que había luz, ninguno se atrevía a entrar. Al fin, decidieron hacerlo todos juntos, y cuando llegaron al dormitorio...
Una niña de 14 años con las inquietudes y las dudas propias de una niña de su edad en el siglo XXI. Mientras está jugando en el parque se encuentra con el Señor Conejo, una criatura que la empuja, literalmente, a cruzar la madriguera de conejo hasta el loco País de las Maravillas.
