Una empresa tiene una finalidad económica (obtención de ganancias y generación de riqueza), y una finalidad social (desarrollo humano y bienestar de la comunidad).
Las exigencias éticas de un líder moral son: revisar sus valores, actitudes, etcétera; transformarse de forma auténtica, y contribuir a la virtud de la empresa.
Las políticas que orientan el comportamiento de sus colaboradores permite lograr objetivos institucionales, así como compartir una visión y misión comunes. En ese sentido, los colaboradores son el recurso humano que actúa para alcanzar dichos objetivos comunes.
Los atributos de un líder moral son: responsable del bienestar colectivo, tiene integridad, credibilidad, y mando, por eso las personas lo siguen de forma espontánea.
El principio de proporcionalidad es un criterio para entender que los medios y los fines de la empresa deben ser consistentes; es decir, no guarda proporción usar medios ilícitos para fines altruistas, ni que se pretendan fines indebidos empleando medios lícitos.
