Su madre era una reina que rogaba: "¡Ojalá tuviera una niña tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre y tan negra como la madera de ébano!"
Su madrastra era bella, pero arrogante y orgullosa.
La madrastra tenía un espejo mágico al que le preguntaba: "¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?"
El cazador que la iba a matar, la dejó escapar.
Se quedó a vivir en una casita del bosque, con siete enanitos.
La protagonista se fue a vivir con el príncipe cuando resucitó.