Tengo el derecho a disfrutar del más alto nivel de salud, así como a recibir atención médica gratuita y de calidad.
Tengo el derecho a vivir sin violencia y a que se proteja mi integridad física, mental y emocional.
Tengo el derecho a recibir una educación de calidad, basada en los derechos humanos y que fortalezca el desarrollo armonioso de mi personalidad.
Tengo derecho a tener un nombre y apellidos, una nacionalidad, a conocer a mis padres y a mi familia y a pertenecer a una cultura.
Tengo el derecho de vivir con mi familia y a que no me separen de ella.
Tengo el derecho a descansar, a jugar y a tener una actividad deportiva, cultural y/o artística que contribuyan a mi sano crecimiento.
Tengo el derecho a vivir en un ambiente sano, en el cual pueda crecer física, mental y espiritualmente saludable.
Tengo el derecho a ser tratado con respeto sin importar mi edad, sexo, color de piel, religión, idioma, condición física y económica.
Tengo el deber de cuidar mi cuerpo, de comer alimentos sanos y de hacer ejercicio para mantenerme saludable.
Tengo el deber de evitar todo tipo de violencia y tratar con respeto y dignidad a las personas.
Tengo el deber de respetar a mi país, a mis costumbres y a mi familia.
Tengo el deber de acudir a la escuela, de estudiar y hacer mis tareas.
Tengo el deber de amar y respetar a las personas con las que vivo y me cuidan.
Tengo el deber de tratar a las personas con respeto sin importar qué tan diferentes sean a mí.
Tengo el deber de limpiar lo que ensucio en mi casa y en mi escuela, de terminar mis tareas y de seguir las reglas e instrucciones de mis profesores.
Tengo el deber de cuidar y aprovechar con responsabilidad los recursos y beneficios que me proporcionan mis padres o quienes me cuidan.