Francia
Gran Bretaña
Rusia
Imperio austro-húngaro
Alemania
Controlaba un extenso territorio en Europa, con gran diversidad étnica, en donde emergían nacionalismos cada vez más radicales.
Esta guerra con Alemania dejó debilitada a Francia, e implicó el fin del Segundo Imperio y el inicio de la III República. Se promulgaron leyes de protección social, como la reducción de la jornada laboral, la obligatoriedad de la enseñanza primaria y la separación entre la Iglesia y el Estado.
Constituido por un enorme territorio, pero poco productivo por falta de aprovechamiento. Mantenía estructuras políticas y sociales premodernas y no había logrado industrializarse. Al buscar puntos estratégicos para su comercio, terminó enfrentándose en una guerra con Japón.
El gobierno de Bismarck y Guillermo I alcanzó cierto balance en la región, pero al interior, la monarquía constitucional alemana no era muy democrática. Para 1890, accedió al trono alemán Guillermo II.
Se debatía sobre el acceso al sufragio universal, el sufragio femenino y el estímulo a la educación primaria de la población en general. Gran Bretaña era la potencia indiscutible, sus colonias y su flota le aseguraban crecimiento económico y preponderancia política.