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Los primeros en verlo fueron los sapos madrugadores, que asustados llamaron al resto.

A los gritos y entre todos le contaron lo ocurrido a Hugo que accedió ir hasta la laguna.

¡Basta!- gritó el sapo más viejo de todos los sapos viejos. Esto es demasiado complicado, yo digo que vayamos a consultar a Hugo.

En una laguna vivía una familia numerosa de sapos. Eran cuarenta y tres sapos. Pero un día fueron cuarenta y cuatro.

El recién llegado sonreía y cada tanto dejaba oír uno de sus simpáticos ¡Croac! que cada vez le salían más afinados.

Entre confundidos e intrigados,los sapos no podían entender lo que sucedía y hablaban unos con otros causando un gran alboroto en la laguna.