No me estés chingando
!ooohh, que la chingada!
o te chingas, o te jodes
No la chingues
no me chingues
no sé pá que chingados
Frase que, aunque parecida a la de ¡ah, que la chingada! no indica la resignación de aquella, sino el enfado extremo en el que nos encontramos ante una situación que merece nuestro encabronamiento
Se utiliza como ultimátum y, dependiendo del tono, como advertencia de una posible reacción violenta de parte de alguien que está ya muy molesto
Esta expresión puede acompañarse con las siguientes locuciones verbales: lo invité, vino, le dije, vine, viniste, abrí la bocota, etcétera
Expresión que se puede utilizar para indicar incredulidad acerca de algo que no es posible o sobrepasa toda comprensión
Expresión coloquial que sustituye a los desconfiados «¡no inventes!» y «¡no te creo!».
Frase que constituye La ley de Herodes, la cual explica tajantemente que hay que hacer lo que le dicen a uno, o si no, eso, te jodes