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Jouer Relier Colonnes

Grendl se apropio del castillo, sumiéndolo en la desesperación, alimentándose y desafiando a los guerreros. Pasaron doce invierno en Heorort, mientras se cantaban sobre la forma en que la criatura se había apoderado de Mead Hall.

Poco después de la inauguración del salón de Heorot, en una noche de fiesta.

Nuevamente los guerreros debieron llorar a sus compañeros, sin embargo no había guerrero de Hrothgar capaz de enfrentar a la criatura, incluso dormido. De allí en mas Mead Hall se mantuvo cerrado.

Una noche, uno de los monstruos habitante de las Marismas, es atraído por la música y las risas. Expiando a través de las ventanas.

Grendl, encuentra el salón repleto de guerreros saciados por la comida y el alcohol, durmiendo a pierna suelta. Se aprovecha de esto, para tomar un grupo de guerreros y llevarlos a su guarida para devorarlos.

Al llegar el alba, los demás guerreros comprendieron la magnitud de lo realizado por Grendl, Lamentos se escucharon y grandes jefes derramaron lagrimas, por sus compañeros perdidos, mientras seguían el rastro de sangre de las victimas de la criatura.

Eligieron a uno de los guerreros mas valientes y aguerrido para tal gesta, Beowulf, hijo adoptivo de Rey, este ultimo se sintió tentado a acompañar a sus guerrero en la travesía, pero fue persuadido para no hacerlo, ante la amenaza de perder a su Rey. Acompaño a los hombre hasta la playa donde debían embarcar y los despidió uno por uno.

Solo una noche había pasado cuando Grendl volvió a atacar, matando a otros pocos guerreros, sin verse conmovido, ya que en su vida solo conocía esta forma violeta de vivir.

Las penurias de los guerreros Scylding llegaron a los oídos de los Geatas, guerreros de la Tribu del Rey Hygelac, que contaba con los guerreros mas fuertes y valientes en esos días, gracias a los trovadores y sus tristes historias. El Rey reunió a su consejo de Ancianos y evaluaron llevar a cabo la hazaña.

Luego de atacar, y un alarde de osadía, despejo un espacio en Mead Hall, refugiándose allí para dormir, después de su banquete sangriento.