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Ante esto, los dioses se conmovieron y los transformaron en dos de

Cuando Iztaccíhuatl se enteró, decidió quitarse la vida.

Una leyenda que se remonta al siglo XVII, donde un capitán holandés llamado Hendrik Van Der Decken hacía un viaje en barco con rumbo a la India. En eso, una fuerte tormenta azota su barco, a lo que el capitán se resistió con fuerza y determinación.

Un joven ratoncito salió por primera vez de su casa y estuvo a punto de no volver, por inocente. Le contó a su madre, que se había alejado bastante, cuando vio de lejos dos animales que llamaron la atención. Uno era terrible, con una cosa roja en la cabeza que se movía al andar, dos especies de brazos a lo largo del cuerpo que movía como si fuera a volar y un pico afilado, que sin duda constituía una amenaza que debía evitar. El ratón al verlo, se escondió detrás de unas piedras mientras observaba de refilón, a un precioso animal que tomaba lánguidamente el sol.

Cuenta la historia que en el imperio Azteca había un importante guerrero llamado Popocatépetl,

Desgraciadamente, otro de los soldados que también estaba enamorado de ella

difundió la falsa noticia de que Popocatépetl había muerto en combate.

Esto desafió la autoridad de Dios, quien condenó al capitán a vagar, junto con su barco, sin rumbo por todo el océano. Desde entonces, cuenta la leyenda que el fantasma del holandés errante se aparece a media noche junto con otras almas en pena. Su aparición es además sinónimo del mal augurio para los capitanes que lo avistan.

Este sí parecía amable y simpático. Tenía la piel aterciopelada como los ratones, suaves orejas, bigotes, larga cola y elegante presencia. Tanto le gustó al ratoncillo que iba a saludarle, cuando un grito penetrante de otro animal le asustó de tal forma, que emprendió una veloz carrera y se refugió en su casa. “¡Qué pena mamá! Si no hubiese sido por el odioso bicho con plumas, seguro que me hubiera hecho amigo del de ojos brillantes y suaves bigotes, que tanto se parece a nosotros. ” “¡Pequeño ignorante! ¡Tonto y bobo! –Contestó la madre- ¡No debes fiarte de las apariencias!” “El gallo, que te pareció tan terrible, es un pacífico animal que no nos hace ningún daño; por el contrario el de la cara amable y los bigotes respetables, es el gato, nuestro mayor enemigo, que no hubiera dudado un momento en devorarte.”

los volcanes más grandes del centro de México, que actualmente llevan sus nombres.

que amaba a la hija de uno de los jefes: Iztaccihuatl. Antes de irse a una guerra, Popocatépetl se despide de Iztaccihuatl prometiéndole que volvería por ella.

Tiempo después el guerrero vuelve por ella, y al encontrarse con que estaba muerta; no aguantó la tristeza y murió también.