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Un estado emocional determinado condiciona nuestra conducta, nuestros pensamientos y el estado de ánimo.
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Es el engranaje perfecto para nuestro desarrollo personal y profesional.
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La motivación que uno mismo se dedica le insta a ser mejor cada día, a focalizarse en lo que es importante para desplegar mejores recursos y adecuadas emociones para alcanzar los objetivos que se propone.
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pensar antes de hablar o de actuar, la capacidad de reflexión así como la habilidad de controlar nuestros impulsos son clave para ser más hábiles emocionalmente.
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Hay que saber leer las emociones, hay que descifrar gestos, matices, tonos de voz, pero debemos también mantener esa compostura sabia y firme con la que responder en consecuencia.
