16.
Un millón es suficiente Entre abril de 1975 y enero de 1979, Pol Pot dirigió un genocidio sistemático y meticuloso. Tres millones de camboyanos perdieron la vida. Con la excusa de construir una sociedad utópica y rural, Pol Pot desarrolló varias técnicas de exterminio. En un comunicado, los guerrilleros decían que un millón de camboyanos era "suficiente" para el nuevo país. Trabajos forzosos.- Para levantar la nueva sociedad, donde no existiría la religión, ni el dinero, ni la propiedad privada, la población fue organizada como si se tratara de un inmenso ejército. Cada pueblo era dividido en grupos formados por diez familias, llamados krom. Estaban dirigidos por un jefe, nombrado directamente por los Jemeres Rojos. La población, bajo la vigilancia de los soldados, era forzada a trabajar de noche y de día, con jornadas continuas de hasta 23 horas. Se abusaba de cada persona hasta el límite de sus fuerzas. Desplazamientos.- El ejército de trabajadores era móvil. Cuando se terminaba un trabajo en un pueblo, los obreros forzosos eran desplazados a otro punto. No daba tiempo a que las familias se pudieran reunir. En octubre de 1975, miles de camboyanos originarios de la capital, Phnom Penh, fueron deportados a Koh-Tom, al sur del país. Recorrieron 300 kilómetros hacinados en camiones y barcazas. Miles de personas, desnutridas, enfermas, en condiciones sanitarias desastrosas, morían en las largas travesías. Torturas.- Testimonio de una de las víctimas, torturada por robar fruta: "Me ataron a un árbol y empezaron a golpearme en la espalda. Yo empecé a rezar y a decirme: "Si voy a morir, que sea con dignidad". Evitaba los golpes en la cabeza protegiéndola con el hombro. Recibí golpes durante todo el día..." Ejecuciones.- Los Jemeres Rojos no hablaban de ejecución, sino de "reeducación". Un eufemismo de la pena capital. Cometían sus crímenes en la selva. Los pueblos camboyanos están rodeados por miles de muertos anónimos. Fosas comunes repletas de cadáveres. Exterminio.- Un comunicado de los Jemeres: Hay que construir la Kampuchea democrática sobre bases nuevas. Hay que desterrar la cultura colonial e imperialista, no sólo del país, también de las personas. Para construir la nueva Kampuchea un millón de hombres es suficiente. No habrá prisioneros, que serán puestos a disposición de los jefes locales. Los términos trabajo forsozo, desplazamiento, torturas, ejecuciones y exterminio pueden ser entendidos dentro de un sistema dictatorial como: